La falta de filo de Espada dejó pasar la muerte de aquel que confió en él, y su hipocresía lo convierte en cómplice. Fue como el beso de Judas. “Judas, el traidor, les había dado una contraseña, diciéndoles: ‘Al que yo bese, ese es. Arréstenlo’. Así que, acercándose a Jesús, dijo: ¡Buenas noches Maestro! Y lo besó. Jesús le contestó: ‘Amigo, lo que has venido a hacer, hazlo’ Entonces los otros se acercaron, echaron mano a Jesús y lo arrestaron” (Nuevo Testamento, Mateo 26: 48, 49, 50). ¿Por qué considero a Rafael Espada, vicepresidente de Guatemala, un traidor? Porque, como lo saben, y lo pueden corroborar varios de los familiares y amigos cercanos del póstumamente célebre Rodrigo Rosenberg, una semana antes de ser asesinado se reunió con Espada para ponerlo al tanto de los hechos que había descubierto con relación al crimen de Khalil Musa y su hija Marjorie Musa, quienes, según Rosenberg, también fueron asesinados por encargo de aquellos que serían los responsables de su propia muerte violenta. También compartió en esa oportunidad su inquietud de que se hicieran realidad las amenazas de muerte que había recibido en las últimas semanas. Tal y como me lo confirmaron dos fuentes cercanas a Rosenberg, Espada se comprometió a ayudarlo y asumir su responsabilidad como supuesto segundo abordo en el Gobierno de Guatemala. ¡Qué ingenuo Rosenberg que confió en la palabra de Espada! ¿Lo habrá entregado a sus enemigos por un puñado de monedas? Total, sobra recordar la pusilánime actitud de Espada, recién pasado el asesinato y, sobre todo, su cobardía a la hora de cumplir con sus compromisos, no digamos con el abogado asesinado, sino con los ciudadanos de nuestro país. Sin duda es cómoda la vida de los poderosos, que con sus acciones nos muestran cuál es su escala de valores… y su falta de virtudes. Y, para colmo de males, y como una indiscutible muestra de su descaro, según una nota de AP, publicada el lunes 24 de agosto en Siglo Veintiuno, en su reciente viaje a Quito, Espada declaró al canal estatal Ecuadortv que “existen procesos desestabilizantes (sic) en la región”, y citó la polémica desatada por el abogado muerto a balazos. “Fue un golpe duro para el país, un intento de desestabilización gubernamental”, mencionó en la entrevista pregrabada. “El hombre sabio no se expone innecesariamente al peligro, ya que son pocas las cosas por las que se preocupa lo suficiente, pero está dispuesto en las grandes crisis a dar incluso su vida, a sabiendas, de que bajo ciertas condiciones no vale la pena vivir”, dijo mi admirado Aristóteles. La falta de filo de Espada, por complaciente, dejó pasar la muerte de aquel que confió en él, y su hipocresía lo convierte en cómplice de quienes lo mandaron a matar. ¿Podrá dormir en paz? En fin, como dice Antoine de Saint Exupery en El Principito, esa gran obra literaria imprescindible, al menos para mí: “¡No supe comprender nada entonces! Debí juzgarla por sus actos y no por sus palabras.” Nos conocemos y damos a conocer por nuestras acciones. |
1 comentario:
En la segunda semana del mes de mayo de 2009 decidí crear un grupo en Facebook titulado "Yo apoyo que el VP Rafael Espada pida la renuncia de Álvaro Colom". El grupo lo inicié luego de que el Lic. Rosenberg fuera asesinado y creí que el vicepresidente Rafael Espada era la persona idónea para rescatar a Guatemala y los guatemaltecos del caos que se avecinaba.
Junto a 4,538 miembros (al día de hoy) que creyeron en el doctor; el grupo se llenó de personas que creían en la paz, la libertad y la justicia de un país que está cansado de la impunidad y la corrupción.
El Doctor Espada, por su parte, tenía la solvencia moral de una carrera profesional intachable y la fama de ser un hombre correcto y honorable. Siendo él el vicepresidente de Guatemala, parecía oportuno que un hombre honorable fuera quien defendiera la paz y la justicia de un país que lloraba sangre.
Enterarme de la reacción de Rafael Espada ante esta columna de una periodista y escritora a quien admiro y estimo mucho me duele.
Esto me duele tanto como haber tenido que ver que el vicepresidente le diera la espalda a Guatemala y a los guatemaltecos dignos y honorables en aquellos días de mayo y en los días venideros.
Ojalá la historia lo juzgue como un cobarde y pusilánime hombre que echó a la basura los honores que durante una larga vida le tomó conseguir.
Guatemala necesita justicia,
Guillermo Pineda
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