domingo, 20 de diciembre de 2009

Impuestos, reyes, negocios, economía.

--¿Te harás cargo del negocio de tu padre en el futuro?

--No.

--¿Tan claro lo tienes? ¿Por qué?

--Al rey le resulta demasiado fácil cargar impuestos al comercio de lana. Acaba de imponer un pago extra de una libra por cada costal de lana, eso además del impuesto de dos tercios de libra. Ahora la lana es tan cara que los italianos están empezando a ir a buscarla a otros países, como por ejemplo a Castilla.

El negocio está en manos del monarca.

Era cierto. En las épocas de vacas flacas siempre eran los pobres los primeros en sufrir. La mejor manera de ahorrar dinero era despedir a los jornaleros.


Ken Follet. Un Mundo Sin Fin.

viernes, 18 de diciembre de 2009

La Libertad de expresión debe ser controlada.


Autoritarismo-anular_libertad_de_Prensa=Dictador. El desafortunado comentario de Álvaro Arzú –Prensa Libre 17/12/09 pag.5- podría pasar como algo sin importancia si se hubiera dado en otro contexto, pero no, fue el alcalde de la ciudad de Guatemala en conversación radial, donde abundaron elogios, con el presidente Álvaro Colom. “La prensa debe ser controlada, igual que en los países ´del primer mundo´”.

El alcalde de la ciudad de Guatemala, reconoce su temperamento autoritario, sus incidentes son conocidos, lo único que parece olvidar que es un servidor público, no más. Maneja fondos públicos, sus decisiones afectan, su cargo no está sobre la ley. El comentario, quizá un deseo frustrado por críticas a su gestión, de controlar la libertad de expresión, anularla con censura siempre y cuando fuera él el censor, este es el sueño de todo dictador en potencia, de algún político gobernante que perdió el norte de sus actos y, reconoce que éstos pueden estar al margen de la ley, de la ética y la honestidad, caso contrario no tendría cuidado de toda crítica, sea ésta racional o no, fundada o equivocada.

Cuando los políticos gobernantes son incapaces de someter sus actos al estado de derecho –artículo 35 de la Constitución política de Guatemala- no soportan la vigilancia continua, la crítica incesante del ciudadano individual o agremiado, que el ciudadano acece a fuentes de información y forme su opinión de la gestión de burócratas, terminan proponiendo el control de éste vital derecho y anular la posibilidad de expresarse libremente. El alcalde Arzú con ésta postura forma parte del club de los intolerantes que gustaría de violar derechos individuales, quizá añorando algún día en ser dictador del país. Me parece escuchar algunas voces de no hace mucho: –“¡Ja! Si esto fuera en el tiempo de Ubico….!”



jueves, 17 de diciembre de 2009

Más impuestos: "El Gobierno de los pobres".

Guatemala es una nación compuesta, en su mayoría, por ciudadanos responsables, emprendedores, creativos, alegres, hogareños, entre otras cualidades afirmativas. Los guatemaltecos una vez más estamos bajo ataque de los políticos gobernantes: aumentar impuestos, robarles legalmente a sus legítimos propietarios, los creadores de riqueza para transferirlo a políticos que lo despilfarrarán o se lo robarán. Suficiente no existe para gobernantes.

En medio de una dura crisis, pérdida de empleos, economía recesiva, cada padre de familia sufre, ante la incertidumbre de cómo llevará pan a la mesa ahora y en el futuro. Las personas que poseen negocios, pequeños y grandes, los que no han cerrado operaciones aún, sufren la presión de tomar decisiones del día ante los bajos ingresos y la responsabilidad de pagar sus costos de operación, acreedores, créditos y, entre estos lo más importante, los salarios de sus empleados, seres humanos que representan familias completas, el peor escenario: despedirlos.

El gobierno de Guatemala, cuyo slogan es: “El Gobierno de Álvaro Colom”, está orientado a la socialdemocracia, un socialismo conveniente. El discurso político para justificar el aumento sin fin de impuestos es, que los pobres tienen que ser sacados de la pobreza a través de programas sociales que manejan tantos fondos públicos como ningún otro ministerio, además sin mayor fiscalización, la esposa del presidente maneja dichos programas, los escándalos de corrupción ya se cuentan por mucho, llenan los titulares de prensa. El presidente Colom, entonces candidato presidencial, dijo que no aumentaría impuestos pues era cruel y la población estaba cansada de tanto impuesto, que no era necesario. Ahora en el cargo cambió de opinión, ¡que sorpresa!

El actual gobierno de Guatemala arguye tantas falacias como necesarias, Colom dice que en Guatemala "vergonzosamente" pagamos menos impuestos que el resto de Latinoamérica. Falso, el impuesto a la renta es de 31%, ISO 1% sobre ingresos brutos, 12% IVA, pagos al seguro social, legislación laboral costosa. Acá cerca del 20% de empresas e individuos recaudan y pagan el 80% de ingresos del gobierno vía impuestos vigentes. A este 20%, siempre le aumenta directamente impuestos, pues es políticamente correcto, el gobernante tendrá costos políticos bajos al culpar siempre a “empresarios egoístas”, porque disminuir impuestos y ampliar la base tributaria no sería manejable con el discurso político estatista de izquierda, es mejor atracar al 20% así el 80% sufrirán consecuencias no endosables a gobernantes, tales como baja competitividad global, bajos salarios, bajo poder adquisitivo, bajo nivel de inversión extranjera, el resultado es todo lo opuesto a lo esperado, economía débil y más pobres. Resultado: la economía informal está cerca del 80%, de momento.

La batalla se libra en los medios, en las calles manifestaciones de “apoyo” al gobernante bloqueando carreteras en el interior y el ingreso a la capital –una situación de terror-, en el congreso la sociedad civil ejerce presión, no obstante se escuchan rumores que se está “negociando” con diputados para que apoyen al aumento de impuestos. ¿Algo nuevo?



martes, 1 de diciembre de 2009

Una buena tajada.

“Por su tono de voz, Caris dedujo que se trataba de malas noticias, y su padre debió de intuir lo mismo puesto que respondió:


-Ese tono no presagia nada bueno.

-Nuestro negocio ha ido perdiendo fuelle durante estos últimos años –prosiguió Buonaventura-. Mi familia cada año vende menos género, cada año compramos un poco menos de lana en Inglaterra.

-Con los negocios siempre pasa igual –repuso Edmund-, unas veces van mejor y otras, peor. Y nadie sabe por qué.

-Pero ahora tu rey se ha metido por medio.


Era cierto. Eduardo III había observado cuánto dinero se hacía con la lana y había decidido que una parte debía ir a parar a las arcas de la Corona. Había establecido un nuevo impuesto que consistía en una libra por cada saco de lana. El peso estándar de un saco era de ciento sesenta y cinco kilos y se vendía por unas cuatro libras, por lo cual el nuevo impuesto equivalía a la cuarta parte del valor de la lana, o sea, una buena tajada.


Buonaventura prosiguió:

-Lo peor de todo es que ha puesto muy difícil la exportación de lana de Inglaterra. He perdido mucho dinero en sobornos. No obstante, tal como están ahora las cosas, mi familia no cree necesario que siga visitando las ferias del vellón en Inglaterra…” Ken Follet. Un mundo sin fin.