Guatemala, 25 de Septiembre 2009 | |
ENHORABUENA, MEL Karen Cancinos
kcancinos@sigloxxi.com
Enhorabuena. Has logrado lo que querías: notoriedad para tu ego no resuelto y poder para masajear tu mezquindad.
No importa que no puedas diferenciar la bosta de caballo del hemisferio izquierdo de tu cerebro. Tampoco importa que la hayas hecho mal (otra vez), al haberte “refugiado” en un territorio que no es brasileño, en vista de que ese país rompió relaciones diplomáticas con Honduras. Importa menos aún que tú, grandísimo sátrapa, le hagas los honores a tu vocación agitadora de chusma para ensangrentar esa nación hermana que, a sus muchos sufrimientos, puede añadir la mala fortuna de ser el territorio donde naciste y en el cual debiste haber muerto de pequeño, antes de vejarla como lo haces con tanta vileza.
Nada de lo anterior importa, Mel. Y por eso, enhorabuena. Has logrado lo que querías: notoriedad para tu ego no resuelto, plata por torrentes para tus correrías terroristas, poder para masajear tu mezquindad, upas a lo largo y ancho del continente e incluso más allá del Atlántico. Debe saber a miel que le aplaudan las bajezas a uno; dichoso tú que sabes lo que se sienten las vivas multitudinarias a tus gracias. Lo hiciste, Mel: tus pares morales, con mucho poder y dinero ellos, te han respaldado sin condiciones. Faltaba más, ¿no?, que para eso son los amigos.
Así, bien acuerpado, puedes experimentar un sucedáneo de valentía. De hecho te has jactado de conocerla. Pero el coraje verdadero, cobarde, jamás lo conocerás. Los de tu ralea son refractarios a la nobleza. Aunque sí serás elevado a los altares de la seudodemocracia tercermundista. Felicitaciones por ello. La causa de tu beatificación ha empezado con buen pie: ya llevas incluso un par de muertos, porque “los mártires” no pueden faltar ¿verdad? Entiendo que querrías más, muchos más, pero Mel, tampoco se puede tener todo: bástate con saber que te has erigido en el icono ejemplar de la solidaridad cortesana del socialismo del siglo XXI.
Parabienes para ti, Mel. De seguro nunca imaginaste que llegarías a liderar la cruzada por la santurronería políticamente correcta que hoy se cierne sobre Iberoamérica, pero lo cierto es que la encabezas. Visiblemente quiero decir, porque el titiritero, todos bien lo sabemos, no eres tú. Ciertamente tampoco es Obama, que con toda su buena labia y su complaciente prensa, no alcanza a distinguir un burro de un limón, pues si así fuera sabría quiénes son amigos de su país y quiénes no.
Un brindis por ti, Mel. Ni en tus sueños más dorados te ubicaste en la cresta de la ola que en estos días amenaza con arrasar a la bola de descreídos, agnósticos, reticentes, renegados, apóstatas y ateos hostiles a la Iglesia Estatista: Tiempo de sumisión a los gobiernos satélites de Caracas. Pero es un hecho que allí estás, en los cuernos de la luna, en las primeras planas de la prensa, en el bolsillo de tu padrino Hugo y en el motivo de las turbas financiadas que hoy arremeten contra los comercios, casas y negocios de los herejes que se niegan a aceptarte como el delegado designado de quien se considera su amo y señor. Arrepiéntanse les has dicho, y se les perdonará la vida… eso sí, deberán portar cadenas por lo que les quede de ella.
No te han hecho caso Mel, ni están dispuestos a hacerlo, ni lo harán, pero eso es lo de menos, pues tu lugar en el panteón de los diosecillos incivilizados ya está asegurado. Congratulaciones. Algo has aprendido. A dormir vestido, entre otras cosas.
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