domingo, 29 de noviembre de 2009

Tiempo de Catedrales.

“Desde la segunda mitad del siglo XI hasta el siglo XIII hubo en toda Europa una intensa actividad constructora…Reyes y barones demostraban su fe y el arrepentimiento de sus acciones malvadas o equívocas a través de fundaciones religiosas o de donaciones, y sumaban méritos para gozar del cielo. Algunos se aseguraban también su lugar de enterramiento o su retiro en la vejez. A través de estas donaciones podían granjearse la simpatía del Papa o el apoyo incondicional de un alto cargo de la iglesia –obispo, abad o prior. Para justificar gran parte de sus acciones públicas o privadas (guerra, matrimonio, divorcio, etc.) en un tiempo en el que todo pasaba por el tamiz de la iglesia.

Por otro lado, cuando los señores de la tierra querían dominar o civilizar un territorio, se valían de la fundación de un monasterio, una celda o una iglesia porque estos les proporcionaba seguridad en dicho territorio, una población constante y unos campos desbrozados y labrados. De modo que fundación o donación suponían riqueza: riqueza espiritual por contribuir a la obra de Dios, riqueza en su haber para la salvación y también prestigio. Además, edificios como las catedrales servían para reforzar el control militar y político sobre territorios poseídos...” Apéndice: Las Catedrales, por Isabel Belmonte. Ken Follett. Los Pilares de la Tierra.



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