Sueños Perdidos.

He visto “Sueños perdidos”, (The Lost City) la película, más de tres ocasiones, siempre me sobrecoge la trama, alguna lágrima rueda, nudo en la garganta, se desarrolla en el  momento histórico de la caída de Fulgencio Batista presidente de Cuba y la toma del poder por los comunistas bajo el liderazgo de Fidel Castro, el “Che Guevara” y otros. El personaje central de la historia “Fico Fellove”, protagonizada por Andy García, es un músico, bailarín, empresario, dueño de un cabaret famoso de la Habana, “El Trópico”.

 

Su familia de origen europeo, dos hermanos, uno de ellos no se casa, el otro lleva una vida normal, esposa, hijos, trabajan duro en la isla hasta lograr una posición económica solvente, clase media alta,  producto de la industria del tabaco. Los hijos logran tener una vida cómoda, el mayor, “Fico” se convierte en músico y empresario del espectáculo, los otros dos hermanos se involucran en la lucha para derrocar al dictador Batista, lo que divide a la familia por razones ideológicas.

 

No cabe duda que uno de los propósitos es resaltar los sufrimientos a que la sociedad cubana, representada en una familia, es sometida por el establecimiento del gobierno totalitario, que arriba al poder con engaños de restaurar la democracia y la libertad que habían perdido bajo el régimen de Batista, no obstante el nivel económico que gozaba Cuba, superior al resto de Latinoamérica.

 

Poco a poco el gobierno de Fidel Castro empieza a restringir cualquier vestigio de libre mercado en la isla, suprimiendo  todo derecho individual o su manifestación, los titulares:  “…para qué elecciones si el pueblo ya decidió”, el colmo llegó hasta prohibir que las orquestas usaran el Saxofón, por ser un instrumento imperialista.

 

Fico Fellove (Andy García), luego de ser expropiado sus bienes, decide, apoyado por sus ancianos padres, abandonar Cuba y conversando con su novia, que se niega a acompañarlo por que ella le da el beneficio de la duda al movimiento comunista, Fico dice una frase que revela el deseo de preservar la libertad a toda costa, “…aunque no tenga patria, siempre tendré mi alma”.

 

 Cuando abandona la isla, el momento de despedirse de sus padres es un momento desgarrador, cargado de emoción, que muestra el sufrimiento de los cubanos que escogieron la libertad, dividiendo familias, a quedar presos en un régimen totalitario.

Al final declama dos versos del poema “Cultivo una Rosa Blanca” de José Martí:

 

Cultivo una rosa blanca,
En julio como en enero,
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo
Cardo ni oruga cultivo:
Cultivo la rosa blanca