Don Barak Obama es el rey de Estados Unidos, upsss, digo el presidente de esa gran nación. Nunca había visto una inauguración de mandato presidencial o cambio de mando, como diríamos acá, de los USA.
Mi madre estaba pendiente del evento desde hace varios días, no quería perdérselo, hoy por la mañana me pidió que le buscara un canal en español y allí estaba la cobertura mediática, dando información abundante, datos históricos de otras inauguraciones, aspectos climáticos, personalidad de otros presidentes, el discurso y su duración, y muchos, muchos datos al estilo de los medios gringos, estadísticas y más estadísticas.
Decidí hacerle compañía a mi madre, el impecable desfile de las limusinas que transportaban a Bush y Obama, personajes políticos conocidos, otras figuras públicas, luego el programa desde la oración por Rick Warren hasta el discurso de Barak. Reconozco que el Barak o mejor conocido como Obama, es un tipo carismático, cae bien, tiene buen porte, elegante, sonrisa de buen amigo, transmite confianza y como buen político bastante labia o sea “way with words”, muy buen orador, un discurso que provocó emociones profundas, algunos hasta las lágrimas, hablando de mucho, diciendo poco, politicamente correcto, y como guinda sobre la copa, como dicen en mi pueblo, “sin leer el papel”.
Pero saben, lo que cautivó mi atención fue la organización y el comportamiento ejemplar de los americanos, estadounidenses me dirá alguno, desde mi perspectiva de la idiosincrasia tercermundista que predomina en Guatemala, pude en contraste, ver, admirar como mas de un millón de personas aglomeradas en una explanada, excitadas por la emoción de apoyar a un líder que para unos representa la salvación, para otros un triunfo histórico de alguien que representa a un minoría que ha sufrido a lo largo de su historia en ese país, para otros solo curiosidad, para otros la alegría de ser testigos que se va Bush, para otros una oportunidad de escaparse de la rutina, al final cualquier motivo que lo llevara a ese lugar no podía más que asombrarse y henchirse de emoción de ser parte de ese “océano” de seres humanos.
La logística me deja con una gran sonrisa al confirmar lo que he experimentado cuando he estado en parques temáticos de allá, cuatro de julio, etc., con miles de adultos con sus niños, sometidos a un orden impecable. Todo el mundo se toma su tiempo, nadie apura nadie, respetan el respectivo espacio vital, todos se sienten sus pares, se cuidan de acatar cualquier indicación en algún letrero pues les garantiza individual seguridad, en toda estación de información reina una actitud de atención confiable al público, en caso de necesitar alguna asistencia saben donde buscarla, siempre cercana, el respeto a cualquier símbolo de autoridad, como policía de la ciudad o agente de seguridad es evidente, se lo han ganado, hasta donde las cámaras de televisión enfocaron, las personas de la explanada que eran la mayoría estaban sentadas.
Mi madre me sacó de ese túnel de asombroso éxtasis reflexivo cuando comentó, -Ay Dios mío si eso hubiera sido acá en Guate., hasta muertos hubieran ya!.
Por mucho no me canso de admirar esa gran nación, no me cabe la menor duda que siempre a toda regla sus excepciones, allá hay excepciones, lamentablemente aquí es la regla.
God bless America!
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