Feliz día del padre mamá. Cuando supe que tendría la posibilidad de ser padre, me prometí a mi mismo que sería un gran padre. Crecí en casa de mis abuelos maternos, en un pueblo guatemalteco, en la costa sur. Mi madre siempre a mi lado, me cuidó con mucho amor, trabajó en la clínica de un médico, aprendió el oficio de enfermera, varios años después el médico abandonó el pueblo y mi madre se dedicó a los servicios de proveer la aplicación de sueros e inyecciones, pacientes le eran remitidos por médicos del pueblo. Siendo yo un niño pequeño, en 1961, un empresario guatemalteco, amigo de la familia, estaba por abrir un restaurante en la ciudad de Nueva Orleáns, estado de Louisiana, en Estados Unidos de America, necesitaba alguien de confianza que lo apoyara en administrarlo, la condición: tenía que viajar sola y al año regresar por mí, mi madre no aceptó.
Mi vida de niño en general fue muy feliz, vivir con mis abuelos una experiencia inolvidable, mi abuela muy vivaz, excelente cocinera, muy amorosa, mi abuelo muy educado, orgulloso de si mismo, de mucho carácter, con muchas historias contadas, hijo de un oficial militar exiliado del gobierno mexicano de Porfirio Díaz, fue en tres ocasiones alcalde del pueblo, con él monté por primera vez a caballo cuando en alguna ocasión le acompañé a arrear el ganado y disparé un arma de fuego, un revolver calibre 38, pavón blanco, recuerdo el pavor antes del disparo, hablando del pueblo a pesar de ser próspero era muy tranquilo, un lugar ideal para las aventuras de “patojos” –niños-, muchos ríos y bosques, la calle principal estaba asfaltada, el resto empedrada, las tiendas importantes sus propietarios eran chinos.
Algunas veces me preguntaba por qué no tenía papá, mi madre no me ocultó los motivos de la separación entre ambos, pero para mí eso no era suficiente, mis amigos sí tenían uno, tenían uno a quién temerle, a quién pedirle dinero, decían mis amiguitos “le pediré permiso a mi papá” yo, a mi mamá, “le pediré dinero a mi papá” yo, a mi mamá, “mi papá ya llegó de trabajar” salían corriendo a su casa, yo, no tenía papá a donde correr, “mi papá es mejor que tu papá” discutían, yo, no tenía papá héroe. En la escuela, “díganle a sus papás que el sábado los tendrán que acompañar al partido de fútbol...” yo, adoptaba algún papá del amigo más cercano. La mano del padre sobre el pequeño hombro de su hijo no la podía adoptar.
La linda niñez se fue, el adolescente apareció, oportunamente nunca comprendí los cambios que en mí sucedían, mi voz cambió, mis músculos más fuertes y ágiles, la sexualidad era abrumadora, las féminas tenían un aspecto diferente de tal forma que casi no apartaba mi vista de sus bellas formas. Los cambios emocionales fueron más silenciosos, tristeza, rabia, confusión, súbitas alegrías, depresiones, me daba vergüenza preguntarle a mi madre, por lo tanto los varones mayores del barrio eran mis maestros que resolvían enigmas. Mis amigos tenían a sus papás. Algunos padres de mis amigos estaban divorciados, aún así contaban con sus papás para las cosas importantes, yo me preguntaba ¿dónde estará el mío? En alguna ocasión fue triste.
Mi madre siempre estuvo presente en mi vida, mis cumpleaños, mi ropa de estreno, mis juguetes, mi ropa deportiva, trataba de comentarme las cosas importantes, qué era la adolescencia, el peligro de embarazar a alguna muchacha, las enfermedades venéreas, hacía lo que podía, para entonces yo sabía lo suficiente. Mi madre siempre estuvo para mí, en los momentos más importantes, en mis primeros éxitos, algunos fracasos, en mi boda, en el nacimiento de cada uno de mis hijos, en sus enfermedades, sus piñatas, en mis graduaciones, sintió orgullo por mis logros sintió pesar cuando lloré alguna vez, en mis aventuras financieras me alentó o desalentó.
A mi padre lo conocí cuando cumplí quince años, antes de eso no imaginaba su cara, salimos ese día a comer a algún lugar que no recuerdo, en los años siguientes intenté acercarme más a él y su familia, pero era muy tarde, no había conexión emocional, mis necesidades importantes eran cosas del pasado, para mi beneficio, hasta ahora lo comprendo, estaba sano emocionalmente, tenía suficiente autoestima.
Una amiga me dijo una vez, “mucho padre con ésta madre”. Madre feliz día del padre.
3 comentarios:
Que hermoso homenaje a quien con mucho corazón ha sido todo para ti. Y ni falta que hace más. Me dejó un nudo en la garganta. Bien por tu mamá!
Casi me hiciste llorar Ed. Pero me gustó. Feliz día del padre a tu mamá!
Es una dicha que te hayas gozado a tus abuelos; y que dicha que tu mamá haya sido a toda madre.
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