Hace unos 11 meses (oct. 2007) César el menor de mis hijos, 11 años, se acercó a mi y me preguntó si yo sabía jugar ajedréz a lo que contesté que cuando era adolescente me gustaba jugar y que almenos recordaba las reglas y me pidió si podía enseñarselas, sacando un jueguito que lo había obtenido en alguna caja de cereales o algo así, afortunadamente cuando tuve el tablerito frente a mi recordé las reglas de movimiento de cada una de las piezas y conforme le explicaba César observaba con curiosidad y una sonrisita que no pude descifrar el motivo.
Iniciando clases en su nuevo colegio le dieron opciones para dedicarse a un deporte o actividad artística como principal, saben que? escogió ajedréz a pesar que es fanático del futbol.
Pasaron un par de meses y me dijo un día "papi juguemos ajedréz" y yo le contesté con un poco de enfado que si, pensando en ganarle lo más rápido posible para liberarme y seguir con mi tarea del momento.
¡Tres movimientos! bastaron para el jaque mate pero saben qué ¡le bastaron tres movimientos! para derrotarme y Cesar con una sonrisita dibujada en su rostro me dijo "lo siento dad que fácil fue ganarte" y mi auto estima quedó un tanto confudida entre el estupor de sentirme estúpido y orgulloso de lo que César me mostraba.
Ya un poco intrigado de la "suerte de principiante" acepté otra partida, fue diferente me ganó con ¡dos movimientos! Nunca le he podido ganar, el pobre un poco preocupado por mi auto estima trató de explicarme el nombre de las jugadas que hizo "movimiento al Rey usando alfiles" bla bla bla me quedé igual.
Hace un mes lo incluyeron como suplente, ya que es principiante, en el equipo de ajedréz del su colegio (Capoulliez en Guatemala) sin posibilidad de participar, pero un día antes del torneo un niño miembro del equipo no pudo asistir y llamaron a César como miembro del equipo oficial menores de doce años y de cuatro partidas ganó una y de las tres dos fueron muy reñidas frente a niños con unos tres años más de experiencia de los mejores colegios de la ciudad lo cual tiene mucho mérito.
Hoy es domingo me invitó a jugar tres partidas (le pongo límite de lo contrario pasaríamos jugando todo el día) y me propuse a no darle facilidades, jajajajaja que chistoso yo mi esfuerzo fue en vano en el último juego lo puse en aprietos y me ganó y su sonrisita volvió a aparecer.
Que aconcejan? deberé de seguir exponiéndome?
You are attacked, not by your failures but by your virtues. They claim, not by your weaknesses but by your strength and competence. Ayn Rand. "My philosophy, in essence, is the concept of man as a heroic being, with his own happiness as the moral purpose of his life, with productive achievement as his noblest activity, and reason as his only absolute." –Ayn Rand
domingo, 24 de agosto de 2008
lunes, 18 de agosto de 2008
Nuevo Blogero
El mundo del "blog" me ha alcanzado, mi amigo Haroldo y su esposa vinieron a mi casa y disfrutamos de su compañia, el almuerzo fue la excusa para compartir, como diría el filósofo Warren, un libro místico que habla de la vida y el propósito de la nuestra individual en este mundo de la razón donde la realidad debe de ser el parámetro y donde otros piensan que la sin razón es lo que da la sal a la existencia, donde la sin razón le da vida a la poesía, la música, y expresiones del arte.
Con mi amigo platicamos de variados tópicos, tenemos muchas cosas en común y tema fue que crecimos sin la figura paterna en nuestra niñez, estuvimos de acuerdo que lamentablemente es un tema pendiente a resolver pues en alguna ocasión nos causa sentimientos raros que no podemos identificar o no podemos explicar, Alfred Adler le llama "dolor primario", yo tuve la fortuna de crecer en la casa de mis abuelos maternos lo que dió me algún equilibrio emocional y mucha libertad y tuve en general una niñez muy disfrutada, me bañe en los rios circundantes de mi pueblo, en los potreros ganaderos algunas vacas incivilizadas me hecharon de su territorios y yo en mi apuro de no chocar con sus cuernos tuve que especializarme en clavados libres debajo de cercas de alambres de púas con tal de salvar mi pellejo.
Esa libertad que me dejó la falta de control paterno me permitió juntarme con varios amigos del barrio visitando campos en busca de mangos, chufles, los deliciosos guiscoyoles, jocotes, marañones, elotes tiernos y dulces, apedrear sapos para proteger al mundo de su leche venenosa, con ramitas frabricabamos rapidamente cañas de pescar pescando "butes", "anguilas", y debajo de las piedras cangrejos para luego soltarlos.
Ya agotados buscabamos el nacimiento de agua más cercano y saciar nuestra sed y tirarnos sobre piedras bajo la fresca sombra de amates gigantes, y si alguna poza era lo suficientemente profunda para zambullirnos nos liberabamos de las molestas ropas y con toda la libertad de la desnudez disfrutabamos de la fantasía de conquistadores de mundos inexplorados.
Algunas veces se hacía tarde y aunque yo tenía tanta libertad mi madre me "ponía límites" y en varias ocasiones tuve que dejar el grupo para regresar solo y haciendo camino hacia el pueblo me armaba de valor tomando una piedra en cada mano pues abundaban leyendas de la "ciguanaba", "el cadejo", "el jinete sin cabeza", "la monja", "Dieguito" y en la soledad del camino sentía escalofríos en mi espalda que me impulsaba en una carrera desenfrenada para evitar tener que descargar mis piedras sobre los personajes que salían en la soledad del bosque y el camino y cuando encontraba a algún campesino con leña ya sea en caballo o a pie disminuía mi carrera hasta caminar con normalidad pues no quería asustarlo del peligro inminente y al desaparcecer de vista arrancaba de nuevo con mi carrera desenfrenada hasta que llegaba jadeante al pueblo, luego hacía alarde con mis amigos de la tranquilidad con que caminaba de regreso y más de alguno admiraba mi valentía.
Ya de adulto, al ver a mis medio hermanos y su mala relación con mi padre, pienso que soy dichoso de no tener malos recuerdos de mi niñez y pre-adolescencia.
Con mi amigo platicamos de variados tópicos, tenemos muchas cosas en común y tema fue que crecimos sin la figura paterna en nuestra niñez, estuvimos de acuerdo que lamentablemente es un tema pendiente a resolver pues en alguna ocasión nos causa sentimientos raros que no podemos identificar o no podemos explicar, Alfred Adler le llama "dolor primario", yo tuve la fortuna de crecer en la casa de mis abuelos maternos lo que dió me algún equilibrio emocional y mucha libertad y tuve en general una niñez muy disfrutada, me bañe en los rios circundantes de mi pueblo, en los potreros ganaderos algunas vacas incivilizadas me hecharon de su territorios y yo en mi apuro de no chocar con sus cuernos tuve que especializarme en clavados libres debajo de cercas de alambres de púas con tal de salvar mi pellejo.
Esa libertad que me dejó la falta de control paterno me permitió juntarme con varios amigos del barrio visitando campos en busca de mangos, chufles, los deliciosos guiscoyoles, jocotes, marañones, elotes tiernos y dulces, apedrear sapos para proteger al mundo de su leche venenosa, con ramitas frabricabamos rapidamente cañas de pescar pescando "butes", "anguilas", y debajo de las piedras cangrejos para luego soltarlos.
Ya agotados buscabamos el nacimiento de agua más cercano y saciar nuestra sed y tirarnos sobre piedras bajo la fresca sombra de amates gigantes, y si alguna poza era lo suficientemente profunda para zambullirnos nos liberabamos de las molestas ropas y con toda la libertad de la desnudez disfrutabamos de la fantasía de conquistadores de mundos inexplorados.
Algunas veces se hacía tarde y aunque yo tenía tanta libertad mi madre me "ponía límites" y en varias ocasiones tuve que dejar el grupo para regresar solo y haciendo camino hacia el pueblo me armaba de valor tomando una piedra en cada mano pues abundaban leyendas de la "ciguanaba", "el cadejo", "el jinete sin cabeza", "la monja", "Dieguito" y en la soledad del camino sentía escalofríos en mi espalda que me impulsaba en una carrera desenfrenada para evitar tener que descargar mis piedras sobre los personajes que salían en la soledad del bosque y el camino y cuando encontraba a algún campesino con leña ya sea en caballo o a pie disminuía mi carrera hasta caminar con normalidad pues no quería asustarlo del peligro inminente y al desaparcecer de vista arrancaba de nuevo con mi carrera desenfrenada hasta que llegaba jadeante al pueblo, luego hacía alarde con mis amigos de la tranquilidad con que caminaba de regreso y más de alguno admiraba mi valentía.
Ya de adulto, al ver a mis medio hermanos y su mala relación con mi padre, pienso que soy dichoso de no tener malos recuerdos de mi niñez y pre-adolescencia.
sábado, 16 de agosto de 2008
Mi Interés
Es de mi interés aprovechar la tecnología "blogera" en la red, me dará la oportunidad de pensar escribiendo o escribiendo voy a pensar o pienso que si escribo voy a pensar, bueno creo que voy a plasmar mis inquietudes, alegrías, frustraciones o madreadas que daré o me darán. De todas formas gracias por pensar en mi cuando lean este espacio.
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